lunes, 8 de abril de 2013

TheCortingLes

(o mi tardía crónica de la Cursa de El Corte Inglés)



72000 historias habrá sobre esta multitudinaria carrera, tantas como participantes de la misma. Quien la corre por primera vez, quien con mas de 80 se anima a hacerla caminando, las familias que llenan las calles de Barcelona una mañana de domingo al año... pero hoy la que vais a leer es la mía. La gran prueba popular de Barcelona se celebró el pasado domingo con un éxito absoluto de participación pero con las típicas deficiencias que presenta esta carrera. No se como serán el resto de carreras de 72000 personas a lo largo del planeta, pero aquí la gente sigue comportándose como si aquello fuera un "sálvese quien pueda". Lo mismo que hace de esta carrera una cita mágica la convierten en una carrera de obstáculos donde te juegas mucho mas que una buena marca.  

El domingo tocaba "sentirse pro", no solo en relación al resto de participantes de la prueba popular sino por haber salido desde el primer cajón, en tercera o cuarta fila. Pocas veces te toca en una carrera salir de ahí y menos en pruebas tan masificadas, por lo que uno se sintió particularmente bien... sin embargo, aquello fue un visto y no visto. La sensación desapareció con el disparo de la largada, que hizo salir escopetados a los líderes y abrió la salida de los espontáneos que pasan de salir de Plaça Catalunya con el resto de la gente. La Cursa de El Corte Inglés será una carrera que será apreciada por muchos corredores mas "picaos" cuando haya un control de verdad sobre el individuo que salta al recorrido "a lo Jimmy Jump" con dorsal. De este año me quedo con ese padre que metió en pleno Passeig de Gracia, cuando estaban pasando los profesionales, a una niña de 4 o 5 años. Increíble, sin lugar a dudas: seguramente todos los años pase algo ahí dentro y nunca nos enteremos, pero no deja de sorprendernos que haya quien lo intente.



En mi caso, advertido de dicha circunstancia, salí a quemar gomas en el primer kilómetro... y mas. Obviamente, el objetivo era evadir las invasiones de "caminantes" en la zona del Passeig de Gracia hasta el giro en Aragó (donde deja de haber demasiado espontáneo). Ritmo bastante alto que mantuve durante mas tiempo incluso, pasando Aribau, donde ya todo cayó por su propio peso: me pasó el grupo de cabeza de féminas, la gente que va fuerte de mi equipo (a los que pasé en el tramo de Passeig de Gracia) y otros tantos antes de llegar a la calle Tarragona. Subida de Montjuic a ritmo constante (sin sufrir demasiado en la zona donde la gente lo pasa mal) y entrada al Estadio Olímpico para recorrer el tartán con tranquilidad. El resto, bajar de allí y buscar la Ronda de Sant Antoni... en solitario. Uno siempre piensa en la Cursa de El Corte Inglés como masificada, donde es imposible correr con calma y a un buen ritmo: yo el domingo disfruté porque pude correr tranquilo, sin demasiada gente a mi alrededor y sin la sensación de buscar salvajemente una marca. El discurrir sin mas por Barcelona a sabiendas que la marabunta viene detrás es una sensación impagable, igual que ser de los 300 primeros en una carrera donde se plantan cada año decenas de miles. 44:42 como registro final (41:32 en el paso por el 10000, no pasaba de los 40 minutos desde noviembre) y la cabeza puesta en citas mas interesantes: espera Bombers en dos semanas y la Mitja Marató Colomenca siete días después.

Lo masmolista: Correr prácticamente solo una cursa masificada.
Lo menosmolista: La niña que no va a correr nunca mas porque su padre la asustó metiéndola en la marabunta
Parte de bajas: las zapas del Lidl. Os hablaré de ellas con mas calma y tiempo, pero no son ni mucho menos unas zapatillas para carrera.

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